Esta circunstancia tan excepcional puede ser un acelerador de cambios, una revisión de conceptos, y la recuperación de herramientas y disciplinas.

Descubrimos que nuestras casas podrían estar mejor ventiladas, iluminadas y orientadas. Pero un modelo de viviendas con orientación norte-sur, dotadas de ventilación cruzada, requiere anticiparse al edificio.

Lo mismo sucede con el concepto de movilidad, facilitando transporte público entre puntos más cortos, entre intercambiadores, la promoción de coches eléctricos de alquiler más allá del centro de las ciudades o la creación de carriles bicis independientes y la ampliación del servicio público de alquiler.

O compaginar el teletrabajo con la creación espacios de trabajo próximos a nuestros domicilios, para alquilar por horas o días.

Y la recuperación del negocio de proximidad, de las pequeñas tiendas, tal vez de una producción más local de productos de primera necesidad.

Es el momento de limitar la concentración de personas, pero también de reducir la movilidad.

Todo ello obliga a una revisión de nuestro urbanismo.

Ciudad tras el Covid 19