Los incendios en edificaciones representan una amenaza significativa tanto para la vida humana como para el patrimonio. Comprender la dinámica del fuego y del humo, así como aplicar medidas adecuadas de prevención y control, es esencial para reducir los riesgos. En este contexto, los sistemas de compartimentación, las escaleras protegidas y el mantenimiento de las puertas resistentes al fuego juegan un papel fundamental en la seguridad de los ocupantes y en la efectividad de los equipos de emergencia..
Datos relevantes sobre los incendios y sus consecuencias.
Diversos estudios y estadísticas en materia de incendios arrojan cifras preocupantes que merecen ser analizadas con detenimiento:
-
El humo, principal causa de fallecimientos.
Se estima que alrededor del 75% de las muertes en incendios se deben a la inhalación de humo, más que a quemaduras directas. Esto se debe a la alta toxicidad de los gases generados en la combustión, los cuales afectan rápidamente la capacidad respiratoria y provocan desorientación. -
Velocidad de propagación del humo.
El humo puede desplazarse a velocidades que oscilan entre los 20 y 120 metros por minuto. Esta velocidad es menor en desplazamientos horizontales y se incrementa significativamente en movimientos verticales, como por huecos de escaleras, conductos o ascensores, generando el conocido efecto chimenea. -
Muertes fuera del foco inicial del incendio.
Aproximadamente el 50% de los fallecimientos ocurren en sectores distintos al origen del fuego y el humo. Este dato pone en evidencia la relevancia de la compartimentación o sectorización de incendios. Se entiende como sector de incendios un espacio delimitado por elementos constructivos con resistencia certificada al fuego durante un tiempo determinado, lo que permite contener el incendio y evitar su propagación a otras áreas. Ejemplos comunes de sectores de incendio son las viviendas, escaleras protegidas, cuartos de máquinas o garajes. -
Falta de visibilidad durante la evacuación.
La mitad de las personas que logran sobrevivir a un incendio no tuvieron visibilidad superior a 4 metros durante su escape. Este factor incrementa la dificultad de evacuación y el riesgo de accidentes o atrapamientos.
Compartimentación: controlando la propagación
Uno de los principios fundamentales en la seguridad pasiva contra incendios es la sectorización, que consiste en dividir un edificio en zonas o “sectores de incendio” separados por elementos constructivos resistentes al fuego durante un tiempo determinado.
Estos sectores pueden ser:
- Viviendas individuales.
- Escaleras protegidas.
- Cuartos de máquinas.
- Garajes o sótanos.
Escaleras protegidas: la ruta segura de evacuación
Las escaleras protegidas son uno de los elementos clave en los sistemas de evacuación de un edificio. Estas escaleras están diseñadas para resistir el fuego y el humo durante al menos 120 minutos, y deben cumplir con los siguientes requisitos:
- Trazado continuo desde su inicio hasta la salida al exterior.
- Aislamiento mediante elementos constructivos resistentes al fuego.
- Presencia de puertas cortafuego en perfecto estado, con sistemas de cierre automático.
- Sistemas de ventilación (naturales o forzados) que impidan la acumulación de humo.
Las puertas resistentes al fuego cumplen una doble función crucial:
-
Garantizar la evacuación segura de los ocupantes, evitando que el humo o el fuego invadan las rutas de escape.
-
Facilitar el acceso seguro a los equipos de bomberos, permitiéndoles llegar a la zona afectada sin exponerse a ambientes contaminados o con altas temperaturas.
Cuando estas puertas cumplen su función correctamente —estando cerradas, sin obstrucciones y con sistemas de cierre automático operativos—, son capaces de resistir el fuego durante un tiempo determinado (habitualmente 60 minutos), garantizando así la evacuación y permitiendo la actuación de los servicios de emergencia para controlar el incendio sin que se propague a otras zonas del edificio.
Por el contrario, el mal uso de estas puertas, como dejarlas abiertas o bloquear su cierre, debilita gravemente la protección del edificio. En tales circunstancias, el humo puede propagarse rápidamente por los huecos, facilitando la expansión del fuego y dificultando tanto la evacuación como las labores de los bomberos. Esto puede derivar en mayores daños materiales y la destrucción de un número considerable de viviendas.