teatros incendiados (1024x680)

Ya en el siglo XIX el ministro francés Berthelot declaró tras el incendio de la Opera Cómica de París (1887) que los teatros estaban condenados a arder, tarde o temprano. La estadística señalaba que casi el 30% de los teatros eran destruidos entre el primer y el quinto año de apertura. El mayor grado de peligro surgía durante los preparativos de la representación y al finalizar la vigilancia tras la función, con las prisas del cierre.

Tras el incendio del Ring Theater de Viena en 1881 se produce un verdadero empeño en el estudio de estos accidentes para mejorar la seguridad del público. Se establece en 1904 un Comité a través de la Asociación austriaca de Ingenieros y Arquitectos, encargado de realizar modelos de teatros.

A pesar de la existencia de normas encaminadas a prevenir los incendios en salas de reunión y establecimientos públicos, se producirán en España a principios del siglo XX, algunos graves siniestros motivados por una aplicación relajada de la norma. La intención de no afectar a los intereses de las actividades operativas en el momento de aplicación de las normas, y una cierta ligereza en la inspección de los locales provisionales, provoca que algunos escapen de la ejecución de medidas de protección que podrían haber minimizado el impacto del accidente sobre las vidas de personas.

Salvo el pequeño incendio del teatro real, y los dos locales provisionales que aunque alguna bibliografía indicaba que desaparecieron pasto del fuego y los datos de investigación expresan que desaparecieron por la presión pública, el resto de inmuebles acabaron pasto de las llamas. El Español por dos veces, y junto al de la Comedia y la Zarzuela, fueron reconstruidos. En la mayoría de los casos el siniestro se produjo de madrugada, con la salvedad del Novedades y el Noviciado, que sufrieron el siniestro en plena representación, el primero con graves consecuencias.

El incendio de teatros.