El espectáculo del cine inventado en 1895 adopta como local de exhibición los teatros existentes, o locales provisionales, adaptando los recintos para la instalación de pantallas y cuarto de proyección.

Pensemos que la ubicación del proyector coincide con lo que había sido el acceso y la salida a las salas tradicionales. En caso de un incendio en el proyector la salidas próximas a este quedaban inhabilitadas.

La frecuencia con que se producen incendios en los pabellones destinados a exhibiciones cinematográficas llevan a suscribir el Real Decreto de 14 de febrero de 1908.

Mediante Orden de 2 de abril de 1912 se establecen nuevas medidas de seguridad en los cinematógrafos debido al rápido progreso de la tecnología y a los graves riesgos de la instalación. Acogiéndose al artículo 17 del Real Decreto de 4 de febrero de 1908, y debido a las modificaciones y perfeccionamientos producidos, se exige la reforma de los cinematógrafos existentes en un plazo de tres meses, así como su aplicación sobre los nuevos.

 

Por una desgraciada casualidad, el incendio más grave sucedido en un cine se producirá apenas dos meses después.

El 27 de mayo de 1912 perecen 69 personas en el incendio  del cine La Luz de Vila-Real en Castellón al prenderse fuego las cintas de la cabina de proyección.

La única puerta destinada a salida se encuentra junto a la cabina, y pronto queda colapsada por el pánico y el fuego. El incendio se extiende en tres minutos por asientos y entarimado, no siendo posible su extinción hasta tres horas y media más tarde.

Ni siquiera es posible la salida por una puertecita en el escenario que conducía a una casa de vecindad.

El recinto, de 14,63 metros de longitud y 6,73 metros de ancho, con una ocupación de 300 espectadores, tenía una única salida junto a la cabina de proyección de madera y el despacho de billetes, de 3 metros de altura y 2,25 metros de ancho. La puerta de servicio contaba con 65 centímetros de ancho y 1,75 metros de alto.

Hubo que romper un tabique de un comercio contiguo por donde se consiguió salvar a algunas personas.

 

A finales de ese año, un tumulto ante un grito que desata el pánico en la galería alta, acaba con la vida de 38 niños y 6 mujeres en el teatro circo del Ensanche de Bilbao que en ese momento funcionaba como cine. La tragedia se produce nuevamente en una escalera. La cabina de proyección tenía corta fuegos y había sido autorizado tras las inspecciones que provocó el suceso de Vila Real.

 

Estos siniestros provocarán la revisión y publicación del Reglamento de Policía de Espectáculos, de construcción, reforma y condiciones de los locales destinados a los mismos de 1913.

Los comienzos del cinematógrafo.